lunes, 9 de enero de 2012

Reyes, kilometradas, conductores ineptos y pollos asados.

No quiero ofender a nadie, pero los de Bilbao conducen como el culo.
Dicho esto. Salimos temprano. El Sol aún estaba bajo cuando cogimos la autopista, lo que hacía que te quemase los ojos aún llenos de legañas. Ya lo decía Santiago: "El sol por la tarde tiene más fuerza. Pero por la mañana es doloroso".
A medio día ya sabíamos que no cuadraría nada bien un baño para esa hora, el mar no acompañaba la zona y la marea todavía menos. Avanzamos al compás de los Pixies, solamente interrumpidos por los malditos conductores Bilbaínos. ¡¡Madre mía que mal conducen!!
Cuando llegamos Gilito estaba dándole el último toque a un par de tablas. Que maravilla el olor a tabla nueva, el tacto suave de la resina de poliester y la suavidad de sus curvas, talladas a mano a base de garlopa y años de experiencia.
Salimos para casa después de comer. Tampoco cuadró un baño. La buena compañía hace que el tiempo vuele y, en esta época, la oscuridad se te echa encima a la misma velocidad que Legi sobre una bandeja de cubiletes.

La parte mala del viaje, no hubo baño, la buena, un buen día en Sope y un coche cargado de tablas a estrenar.




Fotos: Legi, Adri.

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